"Cada mochuelo a su olivo" es una expresión que se utiliza para indicar que el grupo ha de dispersarse y que cada uno debería volver a su casa o a su lugar de trabajo para ocuparse de sus propios asuntos. Salvo todos aquellos que no han hecho sus vacaciones en agosto, no olvidemos que Andorra sigue, y seguirá, siendo un país de servicios, y que alguien tiene que atender a nuestros visitantes, entre hoy y mañana comenzará el retorno escalonado a casa de todos aquellos que sí que las han podido hacer. La vuelta a la rutina, a la normalidad está a la vuelta de la esquina.
Y septiembre se convertirá de alguna manera en el día de Año Nuevo, en el que se pasa balance de las consecuencias de las celebraciones del Año Viejo; habrá quién haya salido a celebrar moderadamente, y ha vuelto a casa sin ninguna complicación. Habrá quién se haya pasado de celebración y puede que haya tenido algún que otro percance para volver a casa. Habrá quién acabe en el hospital porque se le fue de la mano la celebración, y habrá quién ni va a volver a casa porque se quedó en el camino.
El dichoso virus ha venido para quedarse, aquí sigue, y seguirá, y puede que tanta movilidad, movida y promovida por las más altas jerarquías, no esté ayudando a frenarlo. Sigo pensando que la decisión de no obligar a llevar las máscaras ha sido totalmente equivocada, porque precisamente las máscaras siguen siendo nuestra mejor arma frente al virus. Los fabricantes de "vacunas", no deberían llamarse así porque está más que demostrado que no "inmunizan", ya están hablando de inyectar terceras y cuartas dosis para ver si de esa manera sirven para algo. La FDA, Administración de Medicamentos y Alimentos de EE.UU., el pasado 23 de agosto de este año dió su aprobación TOTAL a la vacuna Pfizer/BioNTech contra el Covid-19. Hasta ahora se ha estado inoculando a muchísimas personas en el mundo con tan solo una "autorización de emergencia" desde mediados de diciembre de 2020. ¡¡¿Pero esto qué es?!!
Y en Andorra, ¿qué ha pasado y qué está pasando? Puede que incluso alguna semana de este mes se hayan batidos récords de visitantes, y de turistas, y que los hoteles que aún siguen abiertos hayan logrado el 100% de ocupación. Pero "una flor no fa estiu, ni dues primavera". Si sabemos que un año tiene 52 semanas, que la temporada de invierno, dependiendo de donde caiga la Semana Santa son 16 o 17 semanas, y le añadimos 2 semanas de agosto, quiere decir que tan solo se llena el país el 36,54% del año. No me extraña que algunos hoteleros ni se les haya pasado por la cabeza reabrir sus establecimientos. Si a eso le añadimos la falta de personal para garantizar un buen servicio, por los motivos que sean, que son muchos y variados, el mes de septiembre, cuando los visitantes y turistas hayan desaparecido del mapa, se presenta duro, muy duro. Y así llevamos años y años. Años en los que no se ha querido invertir, o muy poco se ha invertido, en las temporadas bajas. Andorra tiene una esplendorosa primavera y un espectacular otoño. Pero toda la vida se ha invertido en las llamadas temporadas altas; invierno y verano, cuando esas temporadas, casi, casi, se venden solas.
Y nuestro gobernantes, ¿qué hacen? Hay una frase de Ronald Wilson Reegan que define muy bien el miedo que el pueblo debe de tener cuando alguien del gobierno se presenta ante ellos y les dice: "Soy del gobierno y estoy aquí para ayudar". En castellano son ocho palabras, pero en inglés son nueve. Huyan cuando las oigan. Desde que se han metido a empresarios, no dan ni una; ahora están intentando mantener, a base de talonario, algunos sectores que prácticamente están en vías de extinción. Desde que se inventó Internet, los intermediarios están condenados a desaparecer más pronto que tarde. Cuando yo era pequeño, habían serenos, carboneros, personas que subían el hielo a casa, no había neveras, y otros oficios que con el paso de los años fueron desapareciendo. Y ahora, con las nuevas tecnologías, muchas profesiones acabarán desapareciendo. Es ley de vida. Si cualquier persona es capaz de llegar al producto final, ¿para qué pasar por ningún intermediario? Si yo quiero comprar "tomates de calle" en Almería, y aquella gente tiene una buena página web y una buena logística, lo voy a hacer directamente. Si quiero viajar a donde sea, me meto en Internet, eligo la compañía aérea, eligo hasta la habitación, alquilo un coche, paso la tarjeta y tema resuelto. Si quiero comprar ropa, más de lo mismo.
El mundo hace años que está cambiando y todavía hay gente que se niega a ver la realidad, "porque eso se ha hecho así toda la vida". Y el que no la quiera ver, o se niegue a hacerlo, queda apartado ipso facto del mismo. Y de nada van a servir los lloros, las quejas, ni las lamentaciones. Decía Charles Robert Darwin, por allá 1859 "que las especies que sobreviven no son las más fuertes sino aquellas que se adaptan mejor al cambio".
En la vida, salvo la muerte, todo lo demas tiene solución. Y de soluciones hay muchas, muchísimas. Y el que quiera estancarse, está en todo su derecho. Otros hemos decidido "reinventarnos" una y otra vez. Y aunque "todos" nos podemos equivocar, y que "nadie encuentra su camino sin perderse varias veces", tomar el timón de tu vida y dar un giro de 180º, es toda una satisfacción. Decía el Gran Aristóteles que "somos lo que hacemos día a día; de modo que la excelencia no es un acto, sino un hábito". Dicen que solo hay tres cosas que pueden cambiar nuestras vidas: los sueños, el sufrimiento y el amor. Y yo, la última vez, lo he hecho por amor porque hay gente que es tan linda por dentro que dan ganas de abrazarles hasta el alma.
Intenten ser felices.