Sueña el Rey que es Rey...
Así es como empieza el soliloquio más famoso del drama español.
Para el que todavía no se haya enterado hace años, muchos años, que dejamos atrás la Edad Media. En el siglo XXI, las instituciones están al servicio de TODOS los ciudadanos, al servicio del pueblo soberano y no al revés. Aquella persona que trata con dureza a sus subordinados y abusa de su poder o autoridad se la define con una sola, pero contundente palabra: "DÉSPOTA". Y todo aquel que se mete en política para servirse, que no para servir, acaba saliendo en la foto.
Insisto y vuelvo a insistir que no creo en la casualidades consecutivas. Y lo que ha pasado con el mal llamado caso BPA, no es ninguna casualidad sino la consecuencia de un plan mal diseñado y peor ejecutado, por parte de unos más que mediocres ciudadanos metidos a políticos temporales. (Y digo lo de "temporales" porque así hay alguno que se autodefine).
La perspectiva que nos da el tiempo, sin duda el mejor juez de todos, nos permite comprender declaraciones que en su día no acabábamos de entender. La noticia aparecida hoy en El Triangle, ¿Por qué hay nervios en Crèdit Andorrà?, no hace sino despejarnos todas nuestras dudas. Visto que la puerta giratoria la tiene más que complicada en la entidad bancaria de procedencia, suponiendo que todavía la tenga, vista la "defensa gratuita" que nuestro ínclito ministro de finanzas hacía en El País del 20 de diciembre de 2.014, y cito textualmente: "Cap de Govern tres veces y presidente de honor de Andbank, profundamente respetado en esta sociedad. “Porque no engaña a nadie”, insiste Cinca. “Todo el mundo sabe cuáles son sus intereses. Y aún así, fue de los primeros impulsores de los impuestos pese a que no debía convenirle”, visto cómo se han desarrollado todos los hechos posteriores, artículos de Oscar Ribas Reig y declaraciones de Oriol Ribas i Duró incluidos, por qué no preguntarse si todo lo que aquí ha acontecido con el mal llamado caso BPA no tiene como finalidad última la de cargarse a los Copríncipes, instaurar una república y nombrar a Oscar Ribas Reig presidente de la misma. Además con la entrada de Andorra en la UE se favorecería, una vez más, sus verdaderos intereses bancarios. ¿A qué otra razón puede obedecer tanta "obediencia debida"?
Observen los lectores que de un tiempo a esta parte el ministro de exteriores (el que está y no está), un hombre de Sant Julià y de la rama Reig, ha desaparecido de la escena política como por arte de magia. Las luchas internas dentro del partido y del Govern dels millors se deben solventar, a estas alturas de la película, a mazazo limpio, por mucho que de cara a la opinión pública se intente esconder con infructuosos esfuerzos.
¡Oh capitán, mi capitán! el barco se os ha ido a pique. Y pretendéis que la orquesta siga tocando y la gente bailando. La brecha abierta en el casco es definitiva. En términos ajedrecísticos sería "jaque y mate", pero vuestra necedad os lo impide ver. Ya nadie se cree al capitán, ¡Oh capitán, mi capitán!. Ya nadie se cree al "grumete", ni a los "amigos del grumete". Ya nadie se cree toda esa sarta de mentiras con las que habéis intentado, con exasperación y empeño, seguir engañándonos a todos. La verdad es muy terca, y la verdad ha empezado a salir, está saliendo, y lo que saldrá. Y usted, nuestro Cap de Govern dels millors, nuestro capitán, ¡Oh capitán, mi capitán!, lo sabe.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
Así es como termina el soliloquio más famoso del drama español; ocurre al final del primer acto, cuando Segismundo piensa en la vida y la muerte.
Intenten ser felices.